Llega el día sin brisa, sin nada más,
la sombra de una gardenia ya no está,
ay, leve sentir de libertad, te vas,
no hay brisa, ni cantar, nada fluirá.
Un rebaño de ovejas sin pastores,
el sonido de la hierba al pisarle,
aquello que llega para dejarle,
y se va, llevándose mis colores.
Azul como el cielo, tal vez así fue,
“verde como pasto”, le oí cantar,
Incluso amarillo dice que ronqué,
y rojo sin más su sangre fue a manchar,
vacío y negro me dice que quedé,
pude darme cuenta, preferí probar.
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